Casa Soan surge como una intervención delicada y consciente que responde a la necesidad de extender una vivienda preexistente mediante la incorporación de un nuevo departamento independiente. El diseño aprovecha los desniveles naturales del sitio para distribuir los programas en distintos niveles, generando una composición orgánica que se adapta al paisaje y fomenta la integración funcional entre ambas viviendas. El corazón del proyecto se sitúa en el semi-sótano, donde un área de BBQ y una piscina actúan como punto de encuentro y articulación entre las dos unidades, ofreciendo un espacio abierto para la contemplación y el disfrute cotidiano. Este gesto no solo conecta físicamente ambas residencias, sino que también fortalece la relación entre arquitectura, entorno y vida familiar.

Inspirada en la estética japonesa del wabi-sabi, la fachada de Casa Soan apuesta por la sobriedad y la belleza de lo imperfecto. La materialidad —compuesta por microcemento beige, madera natural y ladrillo perforado— establece un diálogo sereno con la vegetación, evocando una sensación de frescura, equilibrio y atemporalidad. Más allá de su función habitacional, Casa Soan representa una filosofía de vida: habitar con calma, en conexión con lo esencial. Es un ejemplo de cómo la arquitectura puede ser al mismo tiempo funcional y poética, generando espacios que acompañan la rutina diaria con sensibilidad y belleza.