La propuesta interior parte de una atmósfera serena, donde la luz natural es protagonista y los materiales nobles —como la madera, el hormigón pulido y el acero— dialogan en equilibrio con la vegetación circundante. Cada espacio fue concebido con una intención clara: ofrecer confort, calidez y una estética honesta. En la zona social, la doble altura potencia la sensación de amplitud, mientras que las visuales hacia el patio lateral enriquecen la experiencia cotidiana con fragmentos de naturaleza viva. El mobiliario fue seleccionado bajo una lógica minimalista pero acogedora, con piezas de líneas limpias, tapizados neutros y texturas orgánicas que invitan al descanso y a la contemplación. La paleta cromática es sobria y atemporal, permitiendo que la arquitectura y el entorno respiren y se expresen sin interferencias.