Mush desarrolla materiales y productos biotecnológicos para el diseño de interiores, fundamentados en los principios de la economía circular. A través de la inteligencia natural de los hongos, transforma residuos agrícolas locales en soluciones aplicadas a la arquitectura, incorporando la naturaleza en espacios interiores para mejorar la salud y el bienestar de las personas, así como el equilibrio ambiental.

La visión de Mush propone un futuro del interiorismo donde la ciencia y el diseño convergen en productos con huella de carbono baja y una estética natural única. Sus materiales se distinguen por su ligereza y confort acústico, lo que contribuye a la creación de ambientes armónicos que mejoran la productividad, reducen el estrés y, al finalizar su ciclo de vida, son completamente compostables.

El impacto de Mush abarca tres dimensiones clave:

Ambiental: El 80 % de la materia prima utilizada proviene de residuos agrícolas abundantes a nivel local, como aserrín de madera, bagazo de caña de azúcar y mazorca de cacao. Este enfoque permite reducir hasta un 87 % la huella de carbono y el consumo energético en comparación con el aluminio, además de disminuir significativamente el uso de agua: solo 0,7 litros por unidad de hongo frente a los 3 litros requeridos por el cemento.

Social: Se genera empleo verde calificado tanto en laboratorios como en procesos de fabricación, promoviendo el consumo responsable y el respeto por los recursos y saberes locales.

Económico: Cada año, Mush presenta una colección de diseño que incluye luminarias, mobiliario, arte y elementos decorativos alineados con las tendencias del mercado, garantizando exclusividad e innovación. Este enfoque responde a una problemática latente en el sector de la construcción, que históricamente extrae, fabrica y desecha en exceso, afectando la biodiversidad y aumentando la contaminación. Solo en Quito, por ejemplo, se generan anualmente 1,2 millones de m³ de escombros, equivalentes a cinco estadios de fútbol.