SALOYA MINDO LIFE
El proyecto nace bajo el entendimiento del valor de la naturaleza y su aprovechamiento histórico como santuario y refugio, permitiendo crear un concepto de hospitalidad que nos reconecte con el entorno y nosotros mismos. La fluidez de la arquitectura toma como referente los elementos naturales que predominan en el sitio que se inserta, el río y la fuerte topografía de la montaña.
La volumetría se presenta como una geometría fluida dispuesta orgánicamente dentro del terreno con la intención de integrarse a la topografía existente y, a la vez, está diseñada para responder a la fuerza y dirección del viento, garantizando zonas de confort en función del uso de los espacios exteriores gozando de gran exposición a las vistas panorámicas en ambos programas.
Las distintas tipologías de villas responden directamente a su emplazamiento general. El volumen pareciera “flotar” sobre el terreno, interviniendo el suelo lo mínimo necesario, mediante pilotes, que se mimetizan con los troncos de los árboles, para así camuflar el volumen habitable en la copa de los mismos.
A lo largo del recorrido por la margen del río Saloya, se pueden apreciar cada cierto tramo, la aparición de rocas de mediano y gran porte, de color gris oscuro o prácticamente negro, recubiertas por una capa vegetal de musgos, que se evidencian la huella que ocupaba el río anteriormente. Como reverencia a estos elementos del pasado, los muros exteriores de las villas imitan la textura oscura y natural mediante el recubrimiento de madera carbonizada.
La combinación de estos muros sinuosos de madera carbonizada con la vegetación propia del lugar dispuesta en jardineras que serpentean toda la silueta de las villas, les hace parecer a las mismas como grandes volúmenes que han quedado emplazados con el paso del tiempo, a lo largo de la montaña; tal y como sucede con aquellas piedras del río a las que se hacía referencia inicialmente.
Las villas disponen de grandes elementos volados y aleros que contemplan jardineras y que, de conjunto con la abundante vegetación, proporcionan sombras generosas sobre los grandes vanos de vidrio que establecen una fuerte conexión entre el interior y el exterior, maximizando así las visuales sobre el paisaje predominante.
La volumetría y materialidad de los inmuebles, toma dentro de sus referentes la arquitectura local y de Mindo en general, no para mimetizar lo preestablecido, sino reinterpretando su esencia e incorporando un nuevo concepto hotelero y arquitectónico en la zona, una nueva manera de ver las cualidades paisajísticas de Mindo, desde una óptica esencialmente contemporánea, con formas sinuosas y orgánicas que responden directamente a las condiciones y elementos naturales del terreno donde se ubica, y con una materialidad que reacciona al paso del tiempo, y se transforma junto al lugar, dando cada vez más un mayor sentido de pertenencia al mismo.
En el interior de las villas se aplica el mismo concepto que en todo el proyecto; formas orgánicas que generan espacios fluidos donde se traslada la experiencia de caminar en la naturaleza, con elementos sorpresas que se traducen en el interior con la presencia de la vegetación propia del sitio, como monsteras o helechos arborescentes que aparecen en pequeños jardines interiores o en las mismas jardineras que bordean cada villa, enfatizándose las mismas en ocasiones con vegetación de mayor pregnancia; “empujando” los límites físicos hacia el interior del volumen construido, y haciendo parecer que la arquitectura se retrae ante la naturaleza, dejando ver una vez más, la intención proyectual inicial de que los límites espaciales cedan y se mezclen con el paisaje existente.
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